Clare explota lágrimas de fuego. La ira la está hiriendo. La violencia la sigue golpeando pero no sabe a dónde correr. Adrenalina. En la plaza tres niños juegan a ver quién sufre más cayendo desde la baranda y a ninguno le duele nada. ¿Qué sucede? Que vuelva el corazón exquisitamente dulce que nos retrotrae al útero. Paz.
El condimento agridulce brilla en su ausencia. La capacidad de hacer sátira de cualquier tragedia. Te haría estremecer de dulzura. La poción no es más que aquella luz dormida en el pecho de Clare. Alguien zapatea su orgullo y la hace temblar. Comienza el círculo. Pelea de egos por encontrar el poder envasado en una lata Campbell de tomate.
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