Tiza en sobre el cemento en la calle del callejón sin salida



I
Siempre volvés
como el bypass de un corazón arrítmico
como el pus de una herida infectada
como el borracho apoyado en la taza del inodoro

Ficción
II
Nuestro amor es el residuo de una fiesta ostentosa:
hay un burgués muerto bajo la cama
y un clochard buscando torta en la basura.
III
En el ocaso del jolgorio un juglar manco
nos dedica una serenata
"de qué me sirve la acuarela celeste sobre nuestro
 paisaje negro, ya no hay matices"
IV
" Tráiganme al sapo que nunca se vuelve príncipe"
te susurro al oído
(Voy a coger con él toda la noche)
-Se desnuda el juglar-
V
'I know that you will have done the same'
tu sangre en mi cuchillo
mientras lavo los platos
todavía tengo sabor a semen en la boca
(Dos burgueses murieron esa noche)
el juglar lo filmó todo
Y lo subió a la deep web.
 Vl
Jaque a la reina con el caballo
no te quedan peones porque los mataste todos
así quería verte al final
Jaque mate
  VIl
 Ejerzo el oficio de portera de sus departamentos abiertos,
enhebrando la aguja para zurcir las tres marcas en el cuello del juglar con mis cabellos.

Realidad
 VII
 El dolor es el placer disfrazado
no necesito ayuda porque puedo más
Jaja
no puedo más.
 VIII
 Esperabas que corriera detrás del tren
 pero he visto partir con el corazón desgarrado
 tantos afectos
 que sólo sos uno en uno más en la Death Note
de las personas que quisieron matarme.
IX
Me gusta la sangre menstrual chorreando por los muslos
Me gusta aullar a la luna mi exilio
Me gusta lo orgánico lo que puede gotear y chuparse o besarse
Me gusta la pasión, sus muslos sobre los míos, su cuerpo caliente, sus manos que agarran fuerte
 Prefiero el presente
 Necesito este presente
 así que esta vez no vuelvas.

Expectativa
 X
Tu ausencia

C´est ne pas un poéme

C´est ne pas un poéme
“El doblepiensa se refiere a la capacidad de sostener dos creencias contradictorias de manera simultanea y aceptar ambas a la vez”
Orwell (1984)

Cargamos una honda y humana tristeza,
escondida entre certezas truncas.
Cargamos una honda y humana violencia,
envidia y muertos en el placard.

La otra máscara
La que no usamos
la persona que no somos
se ríe en nuestra cara
porque la empatía
es la más difícil causa:



-        porque me resulta muy difícil entenderte
porque no puedo gastar mi energía
en ponerme en tu lugar
porque juego de mi lado del tablero
y si tengo frío me tapo yo
porque me dejaste temblando el otro día.
Ahora es muy fácil venir a pedir perdón
pero se me escurren las vísceras
por los agujeros de mis dedos
y deseo que este dolor,
que es mio,
provocado por
uno más,
uno más,
más uno,
más uno,
hasta llegar a todos
te duela de la misma manera que a mí.

El diablo sólo se ocupa
de conseguir un buen abogado.

Estamos en el siglo XXI
Le ponés ají a las empanadas
existe el dulce de leche light
Los Simpsons se ríen de la cadena Fox
¿Entendés?
Cuba abrió sus fronteras a Estados Unidos
Los chamacos de los pueblos originarios tienen
twitter, tumblr, pinterest, instagram, facebook, tuenti, whatssup, linkelin,
cuenta en scribd
bajanword, pdf, epub y mobie
y sino no existen.

Estamos en el siglo XXI y
¿Sabés qué?
puedo decir lo que quiera
de la manera que quiera,
vomitarte los valores en la cara
escupirte la ética
arrancarte la moral del útero:

hacerte un útero con un cuchillo
y pedirle al diablo ese buen abogado
del que te contaba antes,

porque dios ha muerto cuando tengo ganas
y le rezo cuando tengo miedo
Amen ad Attack[1]
porque la lobotomización nos dejó
sin individualidad y con este prepotente ego.

Me revienta tu impunidad
me revienta tu presencia tácita,
subliminal, inconsciente,
quisiera encarnar todos tus valores
para arrancarme la piel de a pedazos
mientras me mirás
antes de que las ratas de Orwell[2] te coman los ojos
y las de Las Heras los labios,
para que sea tu último recuerdo
y te atormente por siempre,
para que me digas los nombres de tus compadres
de tus compañeros, de los otros
para poder encontrarlos y recluirlos en una cárcel clandestina
para que esta vez sean tus familiares los que piden desesperados
habeas corpus, firma ratificas, firma ratificas, habeas corpus.

Vamos a instaurar la dictadura de los freaks
y llevarlos a la picana eléctrica
encarnando los valores que tanto hemos defenestrado
porque ya no hay manera de ganar esta guerra,
a ver si esta vez les viene bien no tener memoria
porque el poder sólo se ve jugoso cuando está en nuestra boca
sino es un perro de saliva espesa.

¿Dónde están tus drugos?
para que encienda la música clásica…
Yo perdí los míos hace años
y desde ese momento no temo,
me empujaron al estanque
me hicieron un corte en el brazo para estirarme las venas
y las volvieron a atar a las baquetas del ventrílocuo
del que me había separado
usaron mi cuerpo para probar un nuevo virus
con el que infectaron los estanques
porque sabían que iba a desarrollar el anticuerpo
me mintieron, me dieron la espalda
los drugos, los que más quería
por los que me dejé morder por un vampiro
a los que les dí un riñón y mis pulmones
No habrá olvido ni perdón
Dónde están mis drugos
L E T T H E G A M E B E G I N[3]
Salud, cómo anda su familia, saludo, saludo, cadera, cadera
La reina del chancho asado con pelo es…..[4]
La libertad por la que tanto bogaron los liberales en el siglo XVIII
Consolidada hasta llegar al capitalismo en el siglo XIX
Causa y consecuencia de las problemáticas bélicas del siglo XX
Desemboca en
“I´veseenthebestminds of mygenerationbeendestroyedbymadness”[5]
Soy libre de cagarme en vos
Soy libre de reírme de vos
Soy libre para no pensar
Soy libre de dejarme llevar
Soy libre de robarte
Soy libre de violarte
Libre soy, libre soy, no puedo ocultarlo más[6]
dónde están mis drugos
Voz y voto en el silencio de la manipulación verticalista
Como enamorada del odio que puedo sentir
El abrazo imposible de la Venus de Milo[7]
El amor absurdo entre el paraguas y la máquina de coser[8]
La cima de un beso en un rincón suicida[9]
Somos ácido ribonucleico pero enamorado siempre[10]
¿Te suena?
Tumba la casa mami[11]



[1] “Amen and attak… Canción de Powerwolf
[2] Orwell, autor de 1984. Esta novela forma parte de la trilogía de distopías en la ciencia ficción del siglo XX. Las otras dos son “Un Mundo Feliz” de Huxley y “Farenheit 451” de Ray Bradbury
[3] El Juego del Miedo
[4] Cita de un video de CUALCA - Malena Pichot y Charo Lopez
[5] Howl, Allen Ginsberg
[6] Cita de la banda sonora de Frozen, película infantil producida por Disney
[7] Cita de Rubén Dario
[8] Cita del Conde de Lautremond
[9] Cita de Daddy Yankee
[10] Cita de Blanca Varela
[11] Cita de algo que escuché en la radio

¿Juguemos a discriminar a los rubios?

Yo no sé de pajaros,
no conozco la historia del fuego.
Pero creo que mi soledad debería tener alas
Alejandra Pizarnik
En la playa la rubia usa malla
entallada, colaless y armada
para mirar al rubio que la tiene

                          enganchada         
desde que es bañero
bronceado musical y guerrero.
Todas las mañanas lo saluda un viejo
a este trio desparejo
¿Cuál?

El del rubio, la rubia y el africano indocumentado
que vende pulseras,
le compran todas las viejas coquetas
y yo también,
me convenzo de que necesito unos lentes oscuros
para ir a la playa y que me combinen con la malla
para poder mirar a la rubia detrás del vidrio empañado
casi le tiro un beso
pero no,

mejor no hablar de ciertas cosas[1].
Mejor me concentro en la página,

uno, dos, tres,
como si fuera un ejercicio,
si gastara este tiempo en el gimnasio
tendría los cuadraditos marcados
como el rubio y la rubia.

Lo de ser rubio puede ser contagioso
tal vez he contraído
el virus

en cualquier momento empiezo a incorporar
expresiones como
gordi, porfis,
besis, sorry
y otros términos que acentúan el alófono /i/[2]
porque el puntito de arriba
es muy de rubia,
 muy de playa.

Por suerte no,
mejor me sumerjo en otro mundo
antes de terminar así
comiendo y tomando sol,
tomando mucho
 sol,
muchísimo sol como
la francesa de al lado
dice tener un doctorado en nosequé
mientras descansa al rayo refulgente,
no deja ni un momento del día
de exponer su cuerpo a la luz
toma, toma sin cansarse
tiene una hoz en la espalda
de cegadora ciega de sueños
rotos
está chueca
tan bronceada que rostizada
bestial, monstruosa
pero francesa.
Mejor me encierro en otro mundo
antes de terminar así
codeándome con los surfistas del balneario
intercambiando sonrisitas
para que después me cuenten de anécdota.

La manada de rubios decide
hacer contacto conmigo
Pero es una mala idea,
no funcionaría
estoy en Mayo del 68 ¿entendés?
Martín Romaña es hijo de un hacendado peruano pero
vive en París y se casó con su novia Inés
que es de un pueblo re humilde
y está leyendo El Capital de Marx

 -que es fundamental-

pero ella dice que no puede leer a Marx en la playa
porque sería una hipocresía,
entonces se queda en el hotel
y Romaña conoce a Octavia...[3]
re loco porque yo estaba leyendo eso en la playa
que aunque no era El Capital
me hizo sentirme súper hamburguesa
¿Entendés? ¿no?
Me alejo, me alejo, me alejo lo más que puedo
mis pisadas sobre la arena se dibujan hasta la orilla
me interno en la nebulosa de aguas oscuras
sumerjo mi cuerpo y tiemblo de frio
es una sensación ambigua entre

el placer y el dolor
como es el placer.

Entonces tiro mi cuerpo hacia adelante
de manera tal que los ojos quedan
inundados por el verdor
de las algas
y se acarician con la briza de agua
que circula desde lo más profundo
entonces empiezo a bracear
y hace tanto frio que se me corta la respiración
pero rápidamente el cuerpo se acostumbra
y braceo hasta alejarme de las olas
hasta alejarme del borde
hasta alejarme de la orilla del borde de las cosas
ese lugar que me es tan familiar
entre lo ajeno que ronda los contornos,
pero braceo y me voy lejos,
lejos del borde de las cosas.
El cielo se desdibuja como si fuese una continuación
del mar que veo de espaldas,
haciendo la planchita en la quietud de la profundidad
ajena a los ruidos de los otros turistas

escucho el latido del corazón del mar

que más bien tiene infinitos corazones de otros seres
que viven debajo,
me pregunto si el sonido que escuchan
se parece al batir de las olas que hace presión
en mis propios oídos.
Entonces juego a Alfonsina
oye, no ves que tarde hermosa
espínate las manos y córtame esa rosa
;
y si llama dile que he salido,[4]
mientras se iba Alfonsina con su soledad
¿habrá usado malla o vestido?
seguro que se iba lejos,
lejos de los bordes a este lugar en el que la tierra
se hace líquido y te abraza con cada uno de sus poros
mientras la quietud te inunda y podés disfrutar de la felicidad de sentirte

parte de algo alguna vez.



[1] “Mejor no hablar de ciertas cosas” Canción de Sumo
[2] Cosas sin importancia
[3] Historia de la Novela de Bryce Echenique “La Exagerada Vida de Martín Romaña”
[4] Fragmentos de poemas de Alfosina Storni, poeta argentina del siglo XX que se suicida adentrándose en el mar

Sentimientos


 Mis costillas están enredadas como los pelos de ese ángel que me condenó por no poder tomar las riendas de lo que pienso. El entendimiento me trasciende y las explicaciones con las que encadeno mi vida son perecederas, cada cierto tiempo necesito revisar los verbos con los que encadené los sustantivos. Pero frente a toda vicisitud que confunde mi presente, con todos los dolores encapsulados entre las vértebras, prefiero aceptar que soy solamente una parte de un sistema, que no llego a comprender, solo a intuir, por qué suceden algunas cosas. Y actúo en parte porque quiero y en parte porque el todo me enfrenta con determinada situación y encuentro en mi propia limitación o bastedad la forma en la que reacciono al estímulo. Ya sea por pensarlo previamente, ya sea porque es la manera automática de reaccionar y coherente en el sentido del hilo que enhebra mi historia.  No veo el horizonte pero quién dijo que la vista es el sentido que guía la vida. Voy a imaginarlo con los ojos cerrados hasta que se vuelva real o lo crea real.
Y para cuando se acabe el aire existe el nudo en el que mis sentimientos se enredan hasta ser irreconocibles. Algo vive entre los pedazos de tansa, he notado que algo respira entre los pelos del angel y yo, sin peine, asisto a la contemplación de mis sentimientos de manera activa.

Casi Justicia Social

Sabés que pasa, cuando voy caminando por la calle las viejas se cruzan de vereda. Me miran con la mirada desencajada las muy culiadas, se escandalizan como si les estuviera haciendo algo más que respirar a su alrededor y yo que voy de lo más tranquilo loco, sin molestar a nadie, fumándome un pucho de mi caja de Next. Esos puchos son un asco culiado pero no me alcanza para otra cosa porque el patrón todavía no me paga la pared que le pinté al otro gil ese… el del barrio privado, vos podés creer que tienen en la guardia al Pedro, el que antes vendía gilada, vestidito de cobani el muy caradura. Ahora cuando lo vemos por el guayma se manda a guardar de toque, rápidito a la casa, en pala la debe estar levantando, manso contacto se consiguió, pero a mi ni me pinta, imaginate tener que convivir con los caretas esos, rejas le tienen que poner a las cosas para no llorar, viven como gallinas de corral, listas para el matadero, van al gimnasio para verse bonitos, los muy trolos, estos músculos los saqué por cargar bolsas de cemento, laburando, en negro, por dos pesos. Pero igual se dan el lujo de cruzarse de vereda cuando me ven por la calle ¿Vos sabés cómo me siento? Me hacen dar ganas de robarles, de agarrar un fierro y partirles la cabeza porque yo iba caminando sin molestar a nadie y la vieja empezó con el trotecito rápido ese que tienen ellas, es siempre igual se escucha el clack, clack de sus zapatos de marca contra el piso y agarran la cartera muy fuerte entre el codo y las costillas con manso miedo de que me acerque, ni que fuera el cara cortada. Mansa bronca las culiadas, encima a mi la guita me hace falta, le debo una moneda al Pedro de hace banda y quiero terminarme el tatuaje, alto escracho me hice en la espalda, mi vieja me sacó de vuelo cuando le mostré el escudo del Lobo, pero a ese equipo loco lo llevo en la sangre, nos mandamos con los pibes a la cancha siempre que podemos.

¿Qué te decía? Me vuelo un toque porque con la piba nos inyectamos una gilada más temprano. Fucsia me quedaron los ojos. ¿Quéres verme la marca? ¿No? Que cagona, seguro estás acostumbrada a las giladas de careta, no se les cruza una aguja en su vida.

A mí una vez por semana me para la cana ¿qué te parece? Yo me crié en la calle viste y ahí las cosas se arreglan con el cuerpo. De alguna manera me tengo que defender, yo hago lo mismo que todos loco, me escabio un vino, me junto con mis amigos en la plaza, me pongo manija y me voy a bailar por ahí, chamullo con alguna minita.. no jodo a nadie, más que robar un par de celulares a gente como vos no hago. Pero me para la cana una vez por semana, el otro día andaba con los pibes de viaje para el río, estábamos joya hasta que se suben los muy culiados a la trafic. Teníamos un 25 nomás, para pasar el rato, me vas a decir que nadie viaja con un 25 para volarse en el paseo. La cuestión es que nos agarraron y nos revisaron por todos lados. Hasta las pilchas nos tuvimos que sacar. Yo no les voy a dar el lujo a esos forros de verme débil, pero me sentí como el orto, dejándome manosear por el puto ese para que me sacaran el 25. Imaginate que la minita rubia, la rica esa, la Yeny, llevaba un par de ácidos en la billetera, pero a ella ni la tocaron, les puso cara de buena y se comieron el cuento.

Lo otro que me hace asar loco son los pibes caretas, rubiecitos de piel blanca, muy langa se creen, ya los voy a agarrar, no sabés como me miran, yo te digo, es muy fácil ahorrársela, él con su vida, yo con la mía, aparte sin gente como mi vieja no tenían cómo pasar la infancia, ella es más paciente que yo, se bancó todas las deliradas de los niñitos esos, que no saben ni hacerse un pan con manteca. Pero no pueden evitarlo, me cruzan por la calle y se les dibuja una sonrisa irónica que me llena de bronca hasta reventar, ¿qué están, midiendo con una vara la blancura de su piel, esperando una reverencia?. Lo que más me asa es que no respetan ni cuando estoy con la piba, le sacan la chafi porque es hermosa la negra, pero es mi negra. Yo me repito a mi mismo, tranquilate, no pasa naranja, no vale la pena estar en cana por ese gil... pero un día me van a conocer.

Bueno loca, ya me cansé del verso, si no tenés una moneda para darme me llevo el celular.

Capítulo I


Hay poco tráfico en la ciudad 
pero Paulo, Job y Aixa 
van en uno de los escasos
 vehículos motorizados 
que se desplazan sobre la avenida.
Se mueven como cajas de zapatos
con ruedas y chapas inestables. 
Hay varios más arriba del auto. 
Joaquín que maneja, Eusebio y Renzo. 
Desparramados entre el acompañante 
y el asiento de atrásapretados,
 unos arriba de los otros.
 Todos putos. Todos escuchando pop. 
Aixa también.

Casi chocan, 
el semáforo estaba amarillo de los dos lados,
el semáforo estaba desincronizado
 como sus corazones, 
como el día en que perdieron las ilusiones.

Se escucha PAF.
 Contra los asientos del auto,
 todos contra el vidrio de atrás, 
no pasa nada todavía.

Eusebio y Job bajan a comprarle al Rama. 
Paulo quiere pala, Renzo una gata mala.
 Pero es puto y no lo sabe. 
No sabe que quiere una gata mala. 
Pero Eusebio agarra un whiskey en damajuana,
 puchos y chicles y galletas y speed y jamón y queso y fideos  
y un riñon de repuesto del mercado negro
 que estaba publicitado en el afiche
 y justo guardaban en la heladera.

Arrancan de vuelta,
 dejan pasar a la dama que cruza la calle en pijama.
 Martín le tira un beso, 
la mina se da vuelta y le tira dos.
 Es un traba, se cae, 
volcado en una caja como las botellas. 
De vodka.

-tengo que hacer pis, dice Aixa.
Se agacha en la acequia. Está agachada a la vuelta del parque central porque justo desde la otra esquina se acercan unas pibas con bolsas de merca en las manos, no mentira, no es tan surrealista esto. Eran bolsas de ropa de marca, es temprano, no les dije. Todavía hay gente en la calle comprando ropa, poca cosa para esta ciudad tan loca.

Llegan hasta dónde se deja de ver un semáforo en cada esquina. Seguro que lejos de las calles principales. Se conocen poco entre ellos pero entran a la casa de Joaquín, que además manejaba el auto. Pregunta Aixa si alguien conoce a Joaquín y Renzo le da un beso. Una ternura, solo sin saliva y a la luz de la luna.
Entran a la casa que obviamente está hechizada. Es de los abuelos muertos pero entre ellos vivos se cargan más gualichos que los cadáveres del cementerio indio que tienen enterrados en el patio. Más atrás hay un consultorio de médico. Obviamente todos se mueven hasta ese lugar. En el centro, la camilla de operaciones de cuerina celeste y forrada con ese nailon blanco grueso que nadie entiende. El mismo que le ponen a los manteles para que no se arruinen. Lo berreta no dura mucho aunque lo forres con oro. Debería ser un dicho como el de la mona de seda.
Eusebio se sube al asiento y se acuesta con los ojos cerrados.
-          Yo puedo auscultarte, le dice Renzo al oído y se pasa la lengua por los labios suavemente como una gota de agua en las tetas de la mina más rica, de esas de centroamérica. Está de puta. Claramente es la gata mala que está buscando.
Agarra la túnica que está colgada en el perchero y acerca el oído al pecho de Eusebio. Unos segundos se detiene a sentir la respiración entrecortada del otro puto. Se nota que tiene frío, que tiene miedo.

-          ¿Qué te pasa amigo? ¿Estás nervioso?

Eusebio le sonríe y acerca la punta de su mano a la cadera de Renzo, pero él no lo percibe. Le acaricia el pelo y se queda unos segundos mirando el rostro del pibe. Eusebio, estás perdido, no podés besar al enemigo.
Mejor nos retrotraemos al pasado. Eusebio vivía en el Pablo VI, cerca del barrio de la Gloria. Tenía un amigo de la secundaria, Matías, eran muy cercanos. Matías siempre se quedaba a dormir en su casa. Miraban chiquititas. Intercambiaban ropa. Deportiva, claro. Eusebio tocaba la guitarra y su amigo cantaba. Un día se animó y se compró una guitarra. Eusebio le enseñó. Ahora Matías estudia música. Eran viejos tiempos, tiempos de equilibristas.
El amigo de Eusebio era flogger. Usaba chupin, por eso lo trataban de puto. Solo por eso, claramente. Un día fumaron un cigarrillo entre los dos. Fue un momento intenso. No por el sabor, obvio, era desagradable. Pero la adrenalina, eso Eusebio, no te lo quita nadie. Les brillaban los ojos por la picardía. Sus padres siempre los habían controlado mucho…
Esa misma noche, embargados por la euforia de la liberación, algo pasó. Se sintieron libres por primera vez, libres de hacer lo que ellos quisieran. Entonces se dejaron llevar. Fue igual de intenso que lo del cigarrillo. ¿Tenían cuánto? ¿Trece años? Eusebio le puso la mano en el pecho a Matías. Entrelazaron sus dedos y se quedaron dormidos así. Abrazados. Al otro día se despidieron como siempre.
Pero en colegio Matías se alejaba de Eusebio. Matías le preguntó qué pasaba y él le dijo que tenía un nuevo amigo. Renzo desde siempre ha sido la putita del barrio.
Por eso Eusebio reaccionó y cuando Renzo volvió a acercar su oreja al pecho para sentir el latir de su corazón le mordió la barbilla. Con fuerza. Renzo comenzó a sangrar el himen que nunca tuvo.
-          ¿Qué pasas acá? Grita Paulo desde el otro lado de la puerta y abre. Se encuentra a los dos personajes en posición sospechosa, uno sangra.

-          No sabía que les gustaba el sado, asquerosas.

Eusebio y Renzo se ríen y se incorporan rápidamente. De atrás viene Joaquín con una bandeja con tragos. Aixa pone “Alabama Song” de los Doors de música de fondo, todo piola pero el pop cansa cuando no estás viendo el video. Está un poco lúgubre el consultorio, como todo lo que tiene que ver con medicina, enfermedades, todos sidosos por putos, mentira, VIH tendrá tu vieja por curtirse al tipo que le viene a arreglar el baño.

 Job le pregunta a Joaquín dónde está el baño. Al fondo a la izquierda, siempre a la izquierda. Lleva un tiempo considerable con la boca cerrada. Es sospechoso. Siempre que Job se calla algo le está pasando por la cabeza. Ya quisiera uno estar tranquilo pero no es el caso de este chico, igual se queda quieto, tranquilo, con los brazos apoyados al costado del cuerpo. Retiene, retiene, retiene y va al baño porque sino explotaría de un patatús y los dejaría a todos empapados de bilis.
  
Continuará (…)

Requiem para un amor


Bajo la luna se miran
Dos personas como espejos
Una le toma la mano
El otro la llena de besos.

Se asoma desde la niebla del fondo
Un pájaro con su graznido
Llama a dos mariposas
Que se asientan en el nido.

Es tan lindo el paisaje
Casi que adorna la pena
Ella se va a ir muy lejos
Él desató sus cadenas:

-          Quisiera algo más, le dice,
Que nuestro amor de a pedazos
Pero lo que tenemos uno del otro
Es este último abrazo.

Entonces despega del cielo
Como si fuese una avioneta
Un arcoíris de hielo
Salpicado de flores violeta:

-          Te quiero dos veces, responde,
Con las mejillas sonrosadas
Podés contar con mis brazos
cuando necesites un uno de espadas.

Piensan al unísono entonces
Esa vibrante melodía
Que resuena en sus oídos
los mantiene en sintonía:
-          No voy a correr por tu abrigo
No voy a volver a buscarte
Prefiero que nuestro amor
Resida en ninguna parte.

Se disipan en la noche
A buscar otro amanecer
Sonríen porque en los brazos del otro
Volvieron a nacer.