Sentimientos


 Mis costillas están enredadas como los pelos de ese ángel que me condenó por no poder tomar las riendas de lo que pienso. El entendimiento me trasciende y las explicaciones con las que encadeno mi vida son perecederas, cada cierto tiempo necesito revisar los verbos con los que encadené los sustantivos. Pero frente a toda vicisitud que confunde mi presente, con todos los dolores encapsulados entre las vértebras, prefiero aceptar que soy solamente una parte de un sistema, que no llego a comprender, solo a intuir, por qué suceden algunas cosas. Y actúo en parte porque quiero y en parte porque el todo me enfrenta con determinada situación y encuentro en mi propia limitación o bastedad la forma en la que reacciono al estímulo. Ya sea por pensarlo previamente, ya sea porque es la manera automática de reaccionar y coherente en el sentido del hilo que enhebra mi historia.  No veo el horizonte pero quién dijo que la vista es el sentido que guía la vida. Voy a imaginarlo con los ojos cerrados hasta que se vuelva real o lo crea real.
Y para cuando se acabe el aire existe el nudo en el que mis sentimientos se enredan hasta ser irreconocibles. Algo vive entre los pedazos de tansa, he notado que algo respira entre los pelos del angel y yo, sin peine, asisto a la contemplación de mis sentimientos de manera activa.

No hay comentarios:

Publicar un comentario