Una familia es un conglomerado de sabores que se juntan en el mismo lugar. El as del generación en generación metido en la licuadora. Por ejemplo, vos podés ser la reencarnación de tu abuela con tres características de tu tía, la mente de tu viejo y la manera de bailar de tu prima y está todo bien. Lo raro es que sos consciente inconscientemente de compartir entre todos el cuerpo-personalidad colectivo.
Si te juntás el domingo es una especie de aquelarre medieval condimentado con asado. La familia política flota alrededor intentando no generar un incendio y decí que ya no sos vegetariano porque el tío pito se te sigue cagando de risa.
- En mis tiempos, comíamos lo que venía, teníamos sexo y viajábamos en barco porque nos perseguía el reclutamiento de la segunda guerra mundial y una vaca vestida de pirata.
Demencia senil, artritis, erinas de disco, resfrío, diabetes. Esa incontrolable herencia biológica de defectos-efectos-afectos. Realmente es divertido, los niños giran en círculos y se imaginan que el conejo es una alien que los viene a buscar igual que como lo hacíamos nosotros cuando no eramos unos un poco más grandotes bastante boludos.
Cómo nos queremos, así todos ensalzados, conociéndonos por intuición dos veces al mes desde siempre -y conociéndonos bien-. En los cumpleaños, en los téses de las tiás con más dieces en sus edades que dios. Cada uno de nosotros es una ensalada de fruta deliciosa, aunque seamos los cincuenta incontables que somos.
Es una linda historia para contar la de la familia de italianos.
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