Acorralados

Un miedo insoportable a verme dentro de 15 años sumergida en el estereotipo de las personas que tienen 15 años más que yo. Cuando reconozco la imagen frívola en la que nos suspendemos durante la realidad cotidiana me recorre un escalofrío que no sabe volverse lágrima. Prefiero el dolor de zurcir los párpados y desangrarme pestaña a pestaña, a reconocer que es preferible abrir los ojos. No quiero caer en la materialidad racional que me pisa los talones. No quiero ver que los sueños se me vuelven burbujas y explotan a kilómetros de distancia. Me molesta la consciencia. Yo quiero volar y no soporto anatómicamente no poder hacerlo. Odio la idea de no intentarlo. Me invade una intragable nube de melancolía por el inevitable fracaso. Quisiera perpetuarme en el silencio de los años, viviendo en la ignorancia de poder alcanzar una utopía, en vez de caer en el ateísmo radical al cual me conducen, como robot alienado, los minutos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario