Recreación
Alguien
grita un aullido en “mute”
cuando
al pájaro
le
niegan una explicación.
Por
favor, dice,
si vas
a contar una historia
que
trascienda la lógica
para
creerlo un poco.
Lejos
de un paraíso ficcional
estamos
embalsamados
de
contradicciones.
El ave
aprende,
Los miedos
son consecuencia
de cicatrices mal cerradas.
los jueces cotidianos
cuando son cínicos
reproducen los chismes
del espejo;
Los errores
son puentes
a verdades mal escondidas.
las voces en la cabeza
hacen eco
a los murmullos
de los oráculos.
Transhumante
de mundos
lagrimea
su soledad.
Tiene
miedo,
el
huracán puede arremeter de vuelta
hasta
convertirlo en arlequín
de otra historia.
Esconde
su cabeza entre las plumas
porque
se siente pato y añora el cisne.
Se
sumerge en el mar,
para comprender
la otra verdad
cuando
en los confines del océano
dos
sirenas tienen sexo.
Rompe
con el pico
el
cascarón coraza,
canal
de parto
por
segunda vez.
Volver a volar
Una encrucijada de letras y números
enredó las alas del pájaro
cuando cruzaba las tierras de Domingo.
Extraño camaleón con pestañas en las uñas
y un corazón de mármol
que se tiñe de violeta si toma vino
de verde si toma mate, de azul si mira el cielo.
El ave intenta remontar:
sopla las plumas cruzadas,
deja pasar la corriente por el plumaje enmarañado,
se para en el árbol más lejano de la ciudad
para dormirse en los brazos de Orfeo.
Sueña un Chamán recitando una melodía:
Las
revoluciones del XXI se difunden por TV
y son estáticas, en
siglas,
lo recuerda la
memoria
de nuestras vidas
pasadas.
El plumífero se despierta en una nube.
El mundo se ve muy plano desde arriba.
El viento lo acompaña
a algún lugar de la tierra.
En la explanada,
conexión con la matrix
madre y padre de nuestras piernas,
una rama le susurra
la posibilidad de construir un nido.
rEvolución
El pájaro recuerda que en algún lugar
somos hermanos de piel.
Hombre ciego, sufrís la sordera
por haberte quedado mudo.
El ave, en cambio,
aprende cada día
que el agua es el maestro
de quien se construye sensible al río.
El mar siempre al final
como una extraña sombra
donde las gotas se vuelven
eterna sed.
Las estrellas,
el día que estás triste,
son las lágrimas de un dios
que camina como nosotros
para enamorarse en años luz.
Las estrellas ,
el día que estás feliz,
son las coordenadas de un mapa,
la demostración de que la inmensidad
es una cuestión de claroscuros.
Dentro de ese infinito
el pájaro renacía
desde su génesis de fénix.
Aparece un arcoíris
que le enseña
esa otra lógica
de la madre naturaleza.
En este lugar
las heridas ya no sangran,
son paisajes
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