Mia y Ana

En este siglo de las redes virtuales
el humo y la cerveza
de los bohemios
que no morimos con los hippies
ni hacemos la revolución
viven dos diosas
contemporáneas.

Te hipnotizan desde los espejos
disfrazándose de
la solución
menos difícil.

Muchos les rinden
culto tácito,
pero la presión social
las ahoga a ellas,
herramienta de control mundial
paralela a la revolución femenina.

Ana no toma alcohol ni cerveza
por las calorías,
no sale de su casa
por las calorías,
no tiene amigos
por las calorías,
las costillas en la piel
se le asoman como pestañas de piedra.

Mia es la hipocresía
vestida de miel,
administra el canje de líquidos
entre el inodoro y tu garganta,
después de zamparse el plato
con cerámica y todo.

Asquea
Espanta,
y te encanta.

Ana y Mia son contagiosas,
una presencia casi remediable.

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